Autor: Manuel Filomeno / La Paz
Fecha: 10/03/2017
Perú y Reino Unido son los principales destinos para la almendra boliviana, que además es comercializada en otros 44 países de cinco continentes.
La industria de la castaña representa el 75% de la economía de la región norte amazónica; sin embargo, la producción de este fruto se encuentra en riesgo por el cambio climático, de acuerdo con el presidente de la Cámara de Exportadores del Norte (Cadexnor), Agustín Vargas.
"La castaña emplea a más de 5.000 familias durante las zafra y otras 8.500 en el proceso de pelado y tostado en Riberalta y otros centros poblados. Es el motor de la economía regional, generando hasta el 75% de los ingresos”, explicó el representante empresarial.
Durante la zafra de este año, campesinos e indígenas de la zona advirtieron de una caída en los volúmenes producidos hasta en un 70% en algunas zonas de recolección, obligándolos a internarse más en el bosque con el fin del recolectar el fruto.
Esto se debería, según el biólogo e investigador del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), Vincent Vos, a la degradación de los bosques, la deforestación y la falta de agua, como factores determinantes en la baja producción de los castañales.
A diferencia de las demás nueces comercializadas a nivel internacional, la castaña es un producto natural recolectado en bosques naturales amazónicos.
Actualmente un total de 22 empresas "beneficiadoras” ubicadas en Riberalta y otros centros urbanos amazónicos adquieren la castaña de los campesinos, indígenas, zafreros, barraqueros, intermediarios y transportistas involucrados en el rubro, y con ayuda de grandes números de fabriles pelan (descascaran) y tuestan las almendras para su comercialización.
En noviembre del año pasado, el Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas (SEDEM) y Cadexnor lanzaron el Año Nacional de la Castaña (2016- 2017) con el fin de promocionar este producto.
"Bolivia es el principal exportador del mundo de almendras, con más de 22.000 toneladas producidas. El Gobierno nacional en busca de preservar este fruto prohibió la tala de los árboles milenarios y promulgó el Decreto Supremo 2737 que declara Año Nacional de la Castaña”, indicó en aquella ocasión la directora del SEDEM, Patricia Ballivián.
Vargas, por su parte, sostuvo que el 99,9% de la producción nacional de castaña es destinada a la exportación. Actualmente el país vende cerca de 80% de los volúmenes internacionales, seguido por Brasil, Perú y Colombia, que acaparan el 20% restante.
Perú y Reino Unido son los principales mercados de la castaña boliviana con y sin cáscara respectivamente, de acuerdo con datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Desde 2012 hasta 2016, Perú importó 4.310 toneladas de castaña con cáscara, equivalentes a 4,5 millones de dólares. mientras que en el caso de la castaña sin cáscara, Reino Unido importó en los últimos cinco años 3.815 toneladas por un valor de 209,9 millones de dólares.
Además de Perú y Reino Unido, otros 42 países de cinco continentes importaron la almendra boliviana, entre ellos Dinamarca, Letonia y Arabia Saudita.
El volumen global exportado registró un crecimiento del 18% entre 2012 y 2016, pasando de un promedio de 22.000 toneladas en 2012 a 27.000 toneladas en 2016.
Afirman que el contrabando es otro problema
De acuerdo con el presidente de la Cámara de Exportadores del Norte Amazónico (Cadexnor), Agustín Vargas, y el biólogo e investigador del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), Vincent Vos, zafreros peruanos y brasileños cosechan castaña en los bosques bolivianos y se llevan el fruto a sus países de origen, generando un daño a los productores bolivianos.
"Los castañales están en algunos casos cerca de las fronteras con estos dos países, por lo que parte de la producción de estos bosques es retirada del país”, explicó Vos.
En algunos casos, esta producción regresa al país, pero es vendida dentro de las fronteras como castaña brasileña o peruana.
Este fenómeno generaría un daño a la industria castañera, ya que reduce aun más los volúmenes recolectados en los bosques, afectando directamente al trabajo en la zona.
"Es preocupante, porque con menores volúmenes se reducen los periodos de trabajo, tanto de los zafreros como de los fabriles que trabajan pelando y tostando la castaña, lo que significa menores pagas”, señaló Vargas.
De acuerdo con estimaciones del CIPCA, la recolección de castaña representa hasta el 50% de los ingresos anuales de los campesinos e indígenas de la zona norte amazónica.
Por una Bolivia democrática, equitativa e intercultural.