Autor: Lorenzo Soliz Tito (*)
Fecha: 03/12/2013
Estamos muy próximos al cierre formal del Año Internacional de la Quinua, que ha permitido en 2013 ampliar y profundizar el conocimiento y análisis de la problemática de la quinua en Bolivia y en la región andina del continente a través de una gama diversa de actividades y estudios. Aunque hay datos e información que no siempre coinciden, la superficie cultivada se habría incrementado de 64.789 a 104.365 hectáreas entre 2010 y 2012. Igualmente, el volumen de producción ha aumentado de 38.257 a 50.666 toneladas entre 2011 y 2012, y se estima que este año se producirá algo más de 58.000 toneladas. Los departamentos de Oruro y Potosí producen el 80% de quinua a nivel nacional, y Bolivia representa el 45% de la producción mundial (FAO, 2011). No obstante, la productividad en los últimos diez años habría bajado de cerca de 700 a 570 kg/ha (Mdryt 2009); igualmente el consumo de 2,5 kg/persona en 2000 a cerca de 1,5 Kg/persona en 2011 (FAO, 2013).
Es evidente el desequilibrio en los territorios y ecosistemas en la región, por la reducción de las superficies de tierra destinadas a la crianza de camélidos y la expansión de la quinua, lo que provoca una baja en la producción de carne y disminución del guano, que redunda en la disminución de la fertilidad del suelo.
En el ámbito internacional, más de 70 países producen la quinua: en Sudamérica Perú (que disputa con Bolivia el primer lugar a nivel mundial), Argentina, Ecuador, Colombia, Chile y Brasil. En otros continentes: Estados Unidos, Canadá, Alemania, Dinamarca, España, Inglaterra, Italia, Francia, Holanda, Suecia, India, China, Kenia, Marruecos y Mali (FAO 2011). Asimismo, Estados Unidos importa el 63% de la quinua boliviana, lo que hace al país altamente dependiente de un solo mercado.
Ahora que conocemos mejor la problemática de la quinua, no basta con maravillarnos de los avances logrados, ni quedarnos lamentando por los problemas y riesgos identificados. Debemos tener la capacidad de volcar ese mayor conocimiento de la problemática de la quinua, los desafíos y oportunidades identificadas, para lograr que la quinua se consolide como rubro alimentario y de la economía a largo plazo en el altiplano boliviano, especialmente en el altiplano sur, una de las pocas opciones económicas para esta región en mucho tiempo, además de la minería y el turismo, que dejan poco beneficio para la región.
Poner en marcha el Centro Internacional de la quinua puede ser un buen comienzo, y ampliar la superficie cultivada hasta unas 500.000 hectáreas, como parece ser el propósito gubernamental, requiere de políticas y buenas prácticas de gestión territorial para restaurar el equilibrio agrícola-ganadero en la región, con la participación de los diferentes actores implicados; fortalecimiento de las organizaciones económicas; aumento de la productividad de la quinua, de los camélidos y de otros rubros según zonas; apoyo a la certificación, transformación y comercialización; investigación e innovación de tecnologías apropiadas al medio y en una perspectiva de largo plazo, entre otros.
Para afrontar estos retos deberíamos plantearnos la década de la quinua en Bolivia.
(*) Lorenzo Soliz Tito es Director General de CIPCA.
Artículo publicado el lunes 02 de diciembre en La Razón.
Por una Bolivia democrática, equitativa e intercultural.