CIPCA Notas

Si el agua es vida, ¿dónde están nuestros esfuerzos para conservarla?

Autor: Nacy Camacho Rojas (*)
Fecha: 02/06/2016

El agua, es un elemento abundante en el planeta tierra, los científicos así nos lo hacen saber. No obstante, tan solo un 3% del agua total es dulce. Empero, no es posible disponer totalmente de este 3%, ya que debemos descontar aquella parte que está en forma de casquetes polares y glaciares. Por esta causa el ser humano debe satisfacer su demanda completa sólo con el 1% de agua presente en el planeta (Muñoz, 2016). Debemos hacer notar que este 1%, satisface necesidades referidas al consumo humano, a la reproducción de la Madre Tierra, al desarrollo agropecuario, a la industria, la minería y otros.

A nivel mundial, Latinoamérica es la región que tiene mayor disponibilidad de agua dulce, posee el 28% del 1% de agua dulce total utilizable en el planeta. Destacando Brasil, Colombia, Bolivia y Perú. Sin embargo, sabemos que ciudades como Lima, Distrito Federal de México, Cochabamba y Río de Janeiro, se encuentran entre las 20 ciudades que más déficit y estrés hídrico sufren en el mundo (Urquidi, 2012; Muñoz, 2016).

Existen factores sustanciales que determinan la disponibilidad o no de agua, y se debe fundamentalmente a la distribución geográfica; ello es producto de una permanente evolución biológica, geológica, climática y antrópica. Estos factores determinan la modificación y definen el desarrollo de los sistemas de vida.

Por ejemplo, según Urquidi (2012), Bolivia es en América Latina, uno de los países de mayor oferta de agua dulce por habitante. Sin embargo, su potencial hídrico, tanto superficial como subterráneo, no ha sido completamente determinado ni explorado, debido a su extensión territorial y su posición geográfica; así como a los efectos macro climáticos, climáticos locales y micro climáticos que influyen en la disponibilidad de agua.

Vincent Vos, biólogo de Cipca Norte Amazónico, en un artículo publicado en la web de Cipca en abril de 2015, invitaba a la reflexión profunda y alertaba que la función de la Amazonía como pulmón del mundo ya no era la producción de oxígeno, sino más bien, la liberación de carbono (un hecho negativo), ya que la sequía provocó la reducción del crecimiento y el aumento en la mortalidad de los árboles. Pero que además, existen factores antrópicos como los desbosques, la minería, la petroquímica y la industrialización que están causando el deterioro y contaminación de los recursos naturales como el agua, que a su vez alteran la dinámica natural de los sistemas de vida y sus procesos que en ella se desarrollan.

Para las familias rurales de los valles interandinos de Bolivia los árboles y la vegetación son generadores de humedad y lluvias, por tanto de agua para el desarrollo de sus sistemas productivos. Sin embargo en la actualidad las sequías están afectando la producción. En el caso concreto de Cochabamba la Gobernación informó que 30 de los 47 municipios del departamento están afectados por la sequía, particularmente los municipios de Tiquipaya, Vinto y Quillacollo que reciben agua de la cordillera perderán el 30% de su producción; porque los acuíferos no han sido recargados y las vertientes y lagunas sólo almacenaron de 30 a 50% de agua (Los Tiempos, 2016). En otros tiempos, estos municipios podían jactarse de la humedad que los caracterizaba y su potencial productivo bajo riego con agua proveniente de la cordillera.

Municipios como Omereque y Pasorapa en este  mismo Departamento también sufren los efectos del fenómeno de El Niño. Las familias, los sistemas agropecuarios y la dinámica ecológica han sido severamente afectados por la sequía. Hasta la fecha se han perdido muchas cabezas de ganado bovino, lo que ha ocasionado la disminución de ingresos económicos de las familias.

Estos últimos años el acceso y uso del agua expresa demandas muy elevadas. Sin embargo diariamente se conocen de despilfarros del líquido elemento por su uso ineficiente y mala gestión muchas veces de parte de la industria, la minería que generan efluentes tóxicos requieren de tratamientos costosos para su purificación y re utilización. Algunas personas desperdician mucha agua en actividades agrícolas e incluso en el uso doméstico y recreativo urbano-rural.

En este marco, estamos obligados a generar iniciativas desde la ciudadanía con el apoyo y compromiso de las autoridades para incrementar la inversión para la reutilización y saneamiento del agua que contamina ríos, lagunas, aguas subterráneas y vertientes para la construcción y modernización de infraestructuras de riego y de consumo humano; y para la innovación tecnológica que aminore los efectos del cambio climático, la contaminación y por tanto la presión de la población sobre recursos naturales como el agua.

Igual de importante es la generación de procesos que conciban políticas públicas para la gestión integral y sustentable del agua. En la actualidad existen avances sustanciales tanto en el acceso a agua para consumo humano como para potenciar el desarrollo agropecuario, pero todavía se deben extremar esfuerzos para la aprobación de la Ley Marco del Agua; la cual deberá contener su respectivo presupuesto y reglamentación. En el país existen experiencias como la del departamento de Cochabamba que asume y consensua su respectiva Agenda Departamental del Agua (ADA).

Es necesario promover el acceso equitativo y romper las barreras de la desigualdad para el acceso a redes de saneamiento y servicio de agua potable. Estos servicios están enfocados principalmente a zonas urbanas y no así a las zonas periurbanas y rurales donde el agua se obtiene a través de vertientes, ríos, camiones cisterna y pozos artesanales, lo que hace que la calidad y cantidad de agua no sean las adecuadas. Por ejemplo, en la zona sur del departamento de Cochabamba, el costo de 1 turril de agua es de 6 a 10 bolivianos, y la calidad no es la adecuada porque no es potable debido a su salinidad, su contenido de materia orgánica, calcio y su elevada contaminación microbiológica. Ello provoca, sobre todo en niños y niñas, problemas gastrointestinales.

Todavía es ineludible la generación y el fortalecimiento de redes y sinergias interinstitucionales público/privadas para aunar esfuerzos que promuevan inversión, investigación e innovación tecnológica para la gestión integral y sustentable del agua. Igualmente para la recuperación de saberes, enseñanzas y el relacionamiento con el agua de los pueblos indígenas/campesinos que permitan no sólo el encuentro de conocimientos para la identificación y aplicación de innovaciones tecnológicas en sistemas de vida; sino la forma de concebir y criar el agua. Nunca como hoy está siendo más evidente que el “agua es vida”, y la necesidad de “criarla” porque ha empezado a escasear y se están generando conflictos sociales y ambientales en los espacios comunal, municipal, departamental, nacional y mundial. Aún estamos a tiempo para redoblar esfuerzos en la crianza del agua y de la vida.

 

 

(*) Nancy Camacho Rojas es agrónoma de CIPCA Cochabamba.

 

 

 

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