Autor: David Solar Maraz - CIPCA Regional Cordillera
Fecha: 22/03/2023
El 75% de su superficie de nuestro planeta está compuesto por agua, sin embargo, aproximadamente el 3% del agua del planeta es agua dulce y de esta proporción el 65% se encuentran en los polos y los glaciares de los nevados.
El agua es un recurso natural único e irreemplazable, es base de la vida y de las actividades socioeconómicas de la humanidad, desde el año 2010 un derecho humano y el 2015 el agua es parte los Objetivos del Desarrollo Sostenible 6 (ODS), que busca garantizar el acceso al agua tomando en cuenta aspectos del ciclo del agua y saneamiento.
En el país 86% de la población tiene acceso a agua potable y el 59% a sistemas de saneamiento, sin embargo, solamente el 67% de la población rural tiene acceso a los servicios de agua potable y 43% cuenta con servicios de saneamiento básico. Por otro lado, solo el 27% de las aguas residuales son tratadas, situación que conduce a la contaminación del agua y otros recursos naturales (datos de GIZ cooperación alemana).
En Bolivia, el 85% de agua potable es destinado para el riego agrícola, seguida del 10% para el consumo doméstico y 5% para el uso industria (Fundación Solón).
Según los datos de diferentes fuentes, el consumo del agua en el oriente y amazonia es de 150 a 250 litros por persona al día, en zonas altas (occidente) 80 litros por persona, 120 litros en valle y en el Chaco 100 litros por persona.
El agua es el principal factor para el desarrollo sostenible de los pueblos, es fuente de vida, vital en la producción de alimentos, indispensable para la conservación de los ecosistemas y como dijimos anteriormente para la vida de los seres humanos; además el agua también es un elemento fundamental de resiliencia y adaptación al cambio climático.
El agua en el la Región chaqueña
Una de las ecorregiones del continente con gran biodiversidad con presencia de bosques, pastizales, sabanas y humedales, es el Gran Chaco Americano su extensión es de 1.066.000 km2, presente en Argentina con el 62%, Paraguay 25%, Bolivia 12% y Brasil 1%, siendo la mayor área boscosa después de la amazonia.
El ecosistema del Chaco Boliviano, comprende tres grandes unidades fisiográficas, cada una con diferentes características: el subandino con serranías y valles ubicado entre los 800 a 2000 msnm con una superficie aproximada de 24.700 km2, pie de monte una zona de transición de las del Subandino hacia la llanura chaqueña con una superficie de 9.180 km2 y la llanura chaqueña con una topografía casi plana con áreas arenosas y quebradas conocidas como bañados con una altura de 270 hasta 450 msnm. Su extensión es de aproximadamente 45.000 km2.
Las principales fuentes de agua del Chaco son los ríos, sin embargo, en los bosques de las zonas altas del subandino que son más húmedas se forman quebradas que abastecen de agua a las poblaciones del pie de monte y de la llanura chaqueña.
Los ríos que atraviesan el Chaco Boliviano pertenecen a dos grandes cuencas, la del Amazonas y del Plata, y los ríos son:
Río Grande, que tiene sus nacientes en la cordillera de los Andes y atraviesa una porción del Chaco cruceño, para confluir con el río Ichilo y dirigirse a la cuenca del amazonas, la incidencia de este rio en el Chaco es menor.
Río Parapetí, recorre el Chaco chuquisaqueño y cruceño de este a oeste, en su recorrido recibe el agua de varios ríos y quebradas, para dirigirse a la llanura de los bañados del Alto Isoso.
Río Pilcomayo, se encuentra al sur, tiene un recorrido de noroeste a sudeste, cruza la región del Chaco chuquisaqueño y tarijeño, desde el subandino se dirige a la llanura, terminando sus aguas en el Chaco paraguayo.
El rio Parapeti, nace en el Municipio de Azurduy en Chuquisaca, y surca los municipios de Monteagudo y San Pablo de Huacareta es alimentado por quebradas y pequeños ríos que hace que aumente su caudal, después continúa por los municipios de Villa Vaca Guzmán y Camiri Hasta llegar a la entidad territorial Charagua Iyambae para contribuir a los bañados del Isoso en el departamento de Santa Cruz. Este rio es muy importante para el Chaco Boliviano, porque da vida a comunidades campesinas e indígenas y centros urbanos que se encuentran a lo largo de sus 597 km de recorrido, la superficie de la cuenca del rio Parapeti es de 48.317 km2, con un caudal, medido en la comunidad de San Antonio del Parapetí de 24.500 litros/segundo.
El rio Pilcomayo, es el principal afluente de la cuenca del Plata, nace en el departamento de Oruro a 5.200 msnm, recorre los departamentos de Oruro, Potosí, Chuquisaca y Tarija, tiene una longitud de 1.590 km y 789 km están en territorio boliviano, su caudal medio es de 175.000 litros/segundo.
La falta de agua superficial en el Chaco Boliviano, motiva a explotar los recursos hídricos subterráneos, como una de las formas más seguras de contar con agua disponible de buena calidad para consumo humano y uso agropecuario, la principal fuente de recarga de las aguas en el Chaco, son las lluvias, que por infiltración alimentan y mantienen los niveles de agua subterránea y superficialmente los ríos y quebradas.
En este marco, en los últimos 5 años, 2 temas marcan la problemática ambiental en Bolivia; el avance en la deforestación el año 2.022 puso a Bolivia en el segundo lugar (Fundación Amigos de la Naturaleza) entre los países con mayor pérdida de bosque en Latinoamérica y en el aumento de la minería aurífera, muchas veces en áreas protegidas y en territorios indígena.
La deforestación en los bosques de Bolivia aumenta cada año que pasa, en el año 2.021, la deforestación alcanzó las 268 mil hectáreas a nivel nacional. El registro del año pasado (2.022) está cerca de las 300 mil hectáreas (según estudio de la Fundación Tierra).
La deforestación en la región chaqueña para el 2.010 era de 2.715 hectáreas y en 2.017 se llegó a 66.284 hectáreas, este creciente ha generado la creación de 6 áreas protegidas con extensiones territoriales importantes como el parque Kaa Iya con una superficie es de 34.411 km2.
Problemática del agua en la región del chaco
La problemática del agua en Bolivia es bien marcada, un hito significativo es la guerra por el agua del año 2.000 en Cochabamba, ese conflicto social no permitió que el agua se privatizase, y que un recurso natural tan primordial y vital no quede en manos privadas.
En Bolivia la Constitución Política del Estado tiene un capítulo que trata exclusivamente el agua, donde se menciona que es deber del Estado gestionar, proteger y planificar el uso de los recursos hídricos y garantizando a todas las personas el acceso al agua. El actual y anterior gobierno es reconocido fuera del país por su discurso a favor de la Pachamama (madre tierra) y el “Vivir bien”, además del cuidado de la naturaleza y el respeto a los derechos de los pueblos indígenas, sin embargo, la realidad nos ha mostrado que la economía del país se inclina por un sistema de producción extractivo. Además, si bien el gobierno a contado con iniciativas importantes para mejorar el acceso al agua como: el Programa “Mi Agua”, o que en la agenda patriótica considere aspectos fundamentales a la erradicación de la pobreza, socialización, universalización de los servicios básicos, soberanía sobre los recursos naturales y soberanía ambiental con desarrollo integral, políticas que no se han logrado concretar con la gestión de riesgos de manera sostenible.
En la gestión 2.022, la escasez de lluvia afectó a más del 65% del territorio nacional, en regiones de Cochabamba y el Chaco se sufren por la falta de agua de manera habitual. En el Chaco las sequías son un gran problema para la agricultura y ganadería, también para el medio ambiente y para la salud de sus habitantes. La falta de lluvias provoca pérdidas de cultivos, animales y pone en riesgo los acuíferos y áreas de recarga hídrica.
Como CIPCA Cordillera hemos sistematizado datos de precipitaciones de 40 años (1.986 a 2.022) extraídos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), de 6 estaciones meteorológicas que contaban con datos completos sobre precipitaciones anuales y mensuales de las entidades territoriales de la región del Chaco: Boyuibe, Camiri, Huacareta, Kereimba Iyaambae, Villamontes y Yacuiba.
Gráfico 1. Precipitación Promedio Anual, Periodo 1983 – 2022 (Región chaco)
En el gráfico 1, se reflejan datos de precipitación anual desde el año 1.983 al 2.022, donde la precipitación promedio en 40 años es de 898 mm; los valores de precipitación total de los años sistematizados muestran precipitaciones anuales mínimas de 410 mm y 601 mm correspondiente a los años 2.022 y 2.010 respectivamente y precipitaciones máximas de 1784 mm y 1571 mm correspondientes a los años 1984 y 1986. La diferencia entre las precipitaciones en año seco y húmedo, alcanzan valores de 360 mm.
Para mejorar el análisis se consideró como año seco aquellos que son menores a 20% de la media o sea menores a 718 mm y año húmedo a precipitaciones que superan el 20% de la media histórica es decir mayores a 1.078 mm. De este análisis podemos hacer las siguientes consideraciones: que los periodos húmedos han sido de 7 años, mientras que los periodos secos han sido de 8 años y 20 años de periodos aceptables o normales. Al mismo tiempo se puede constatar uno de los periodos secos, son los últimos 3 años 2.020, 2.021 y 2.022, que actualmente ha provocado perdidas de cosecha y dificultades para que pequeños y medianos productores puedan contar con suficientes alimentos.
Gráfico 2. Precipitación Promedio Mensual, Periodo 1983 – 2022 (Región chaco)
El Grafico 2, muestra las precipitaciones mensuales, igualmente durante los periodos de 1.983 y 2.022, con datos de las mismas estaciones meteorológicas mencionadas anteriormente. El análisis de este grafico muestra que las lluvias acumuladas durante los meses más lluviosos de diciembre a marzo (4 meses) oscilan entre los 151mm y 129 mm; mientras que el resto de los meses desde abril a noviembre las precipitaciones son más escazas oscilan entre los 73 a 82 mm, hay años que durante los meses de julio y agosto las precipitaciones nulas.
Las altas precipitaciones a veces están asociadas a lluvias de gran intensidad, provocando una situación de aumento repentino en quebradas y aguas superficiales que erosionan el suelo o causan riadas sobre chacos (terrenos agrícolas) y poblaciones.
Actualmente debido a los cambios climáticos, desde hace 3 años, el sector agropecuario es el que más sufre por la sequía, en el chaco el debate en torno a la escasez y acceso al agua, siempre ha estado presente en la agenda política local regional y nacional. Las particularidades del clima en el Chaco Boliviano, unidas a la deforestación y actividades extractivas están provocando déficit hídrico críticos, durante la última década (2.013 – 2.022), las precipitaciones han disminuido un 16% comparando los últimos 40 años.
En el Chaco el pequeño productor y las familias guaraníes, cultivan principalmente maíz, kumanda, zapallo, maní y algunas hortalizas, esta actividad agrícola solo se desarrolla en la época de lluvias, donde la producción es a secano o temporal, aprovechando la disponibilidad de humedad en el suelo luego de las lluvias, esta actividad que iniciaba normalmente en los meses de noviembre o diciembre, cabe resaltar que desde hace aproximadamente 10 años el calendario agrícola se ha modificado, hoy en día este calendario inicia los primeros meses del año; en los últimos 3 años la actividad agrícola inicia a fines de febrero ya que las lluvias más constantes sucedieron en este mes, pero estos cultivos corren el peligro de no completar su ciclo debido a las heladas de mayo.
Desafíos relacionados con el agua y las actividades productivas del chaco
La mejora de la gestión del agua en el sector agrícola y pecuario, generalmente se ve limitada por políticas inadecuadas, que se centran en aumentar la productividad con modelos de desarrollo a gran escala y en momentos críticos, muchas veces se limitan a ayudas humanitarias. Las instituciones públicas y privadas por lo general tienen restricciones económicas o financieras para desempeñar sus funciones de manera eficaz.
Sin embargo, en la región chaqueña hay superficies agrícolas bajo riego, que asciende a 2.021 hectáreas (ha), el chaco tarijeño presenta una superficie de 1261.5 ha bajo riego.
Cuadro 1. Superficie bajo riego en el Chaco boliviano
Fuente: Elaboración propia en base a datos de sistematización de experiencias de regantes en el chaco, CIPCA Cordillera.
Así mismo en la región chaqueña, el 63% de los sistemas de riego son por inundación, 17% es riego tecnificado, 14% es riego mixto (inundación y tecnificado) y 6% de los sistemas de riego por goteo instalados están sin uso.Para lograr regar mayores superficies, una alternativa son la perforación de pozos profundos o como ya se viene realizando la construcción de represas. Huacaya ya está por concluir la represa de Itangua y el ducto principal para su sistema de riego, que tendrá capacidad de 322 ha para más de 50 familias, 50% con riego será por inundación y 50% riego presurizado.
Las iniciativas productivas impulsadas por CIPCA Cordillera, están de acuerdo a la Propuesta Económico Productiva (PEP) de la institución, en el componente de agricultura sostenible se viene implementando sistemas de riego por goteo, generalmente a nivel familiar, en pequeñas extensiones de hasta 0,25 ha y usualmente con agua del sistema de consumo humano de las comunidades, el reto es poder regar extensiones más grandes de 3 o más hectáreas.
Otro componente de la PEP, es la Ganadería Comunitaria que se constituye en una alternativa de producción de ganado bobino, esencial para la región Chaqueña, actividad que se desarrolla con apoyo técnico y prácticas tradicionales de manejo, que contribuyen a la seguridad alimentaria y que garantiza la sostenibilidad y la menor presión sobre el monte y sus recursos naturales.
Los sistemas agroforestales (SAF) componente de la PEP, es una alternativa más, busca la diversificación de la producción, la mejora de la estructura del suelo, la retención de humedad por más tiempo y la reducción de perdida de agua por evaporación; pero para lograr esto es necesario iniciar el proceso con especies que generen gran cantidad de biomasa, enriquecer los SAF con especies de regeneración natural, para contar con material vegetal gracias a la poda de estas especies que ayude a mantener el suelo cubierto y provocar el cambio de actitud de los productores, a través de procesos de capacitaciones, sensibilización por el cuidado del monte y el medio ambiente.
En este sentido, se debe considerar junto con la implementación de sistemas de riego o construcción proyectos de riego, el seguimiento y capacitación hasta la apropiación de los productores por esta nueva tecnología; sin dejar a un lado el cuidado y conservación de las fuentes de recarga hídrica, para que no se ponga en riesgo la sostenibilidad y la inversión realizada en estos proyectos.
Como conclusión.
Es necesario que la gestión de los recursos hídricos, tome en cuenta la problemática y sensibilización climática, de esta manera asegurar la protección de áreas de recarga, gestión de residuos sólidos y uso eficiente del agua.
El cambio climático, los escases de agua y otros fenómenos naturales, siempre estarán presentes en la región chaqueña, por eso es necesario la elaboración e implementación de políticas públicas que lleguen a tener continuidad; el gobierno actual logro llevar y proveer de agua a las poblaciones, pero no se ha buscado nuevas captaciones de agua que atienda la creciente problemática del agua.
Otro elemento, que en Bolivia ha ido en crecimiento, son los efectos negativos ocasionados por los megaproyectos extractivos, como la actividad minera que contamina los ríos y consume grandes cantidades de agua, las actividades hidrocarburíferas especialmente de sísmica y por último la deforestación para la ampliación de áreas destinadas a actividades agropecuarias a gran escala.
Es necesario que, durante la implementación de proyectos de riego, se lleven adelante capacitaciones teóricas y prácticas en parcelas, con propuestas productivas resilientes al cambio climático, de esta manera los productores podrán comprender el funcionamiento del sistema y la apropiación de la tecnología.
Por una Bolivia democrática, equitativa e intercultural.