Autor: Vincent A. Vos (*)
Fecha: 05/03/2018
El 03 de marzo se conmemora el Día de la Vida Silvestre. Sin embargo, el tráfico de animales se constituye en el tercer negocio ilícito más importante del mundo.
Estado de conservación de nuestra vida silvestre
Bolivia es uno de los 17 países considerados megabiodiversos, debido a su alta diversidad de especies de animales y plantas.
El tráfico de animales constituye el tercer negocio ilícito más importante del mundo y en los últimos años ha mostrado un crecimiento preocupante en cuanto a su impacto sobre la biodiversidad boliviana. No obstante, paradójicamente, nuestra vida silvestre enfrenta amenazas aún mayores como la destrucción de hábitat, especies introducidas y cadenas de extinción.
La destrucción de hábitat se refiere al proceso por el cual un hábitat natural es transformado en un hábitat incapaz de mantener a las especies.
La deforestación, por ejemplo, no solamente implica la pérdida de las especies de árboles taladas, sino también implica que las otras especies de plantas y animales que dependían de estos árboles pierden su lugar donde vivir.
Ermitaño pechocanela (Glaucis hirsutus).
Los jaguares, por ejemplo, no pueden vivir sin una abundancia de potenciales presas. Y la mayoría de sus presas a la vez requiere de los bosques.
El jaguar en este sentido es una especie indicador del estado de conservación de los ecosistemas en general. La conversión de los bosques en pastizales o áreas de monocultivo es la mayor amenaza para los jaguares, y para muchos otros seres vivos.
Tomando en cuenta que Bolivia se encuentra entre los países con mayores tasas de deforestación, no debe sorprender que la pérdida de hábitat ha sido identificada como el principal factor de amenaza para la vida silvestre boliviana.
Algunas especies introducidas por el ser humano pueden convertirse en especies invasoras. A nivel internacional la introducción de animales como ratas, zorros y gatos ha provocado verdaderos desastres para la fauna local.
Aunque en Bolivia existe poca documentación de este tipo de procesos, una especie como el sujo (Imperata cylindrica), una gramínea introducida desde Asia, ha logrado colonizar grandes partes de las tierras bajas bolivianas, reemplazando a la vegetación nativa.
Considerando su susceptibilidad al fuego, la invasión de este pasto es un factor clave para la proliferación de incendios y por ende sus enormes impactos sobre la flora y fauna boliviana.
Cadenas de extinción
Todas las poblaciones silvestres de seres vivos tienen numerosas interrelaciones con los demás seres vivos. Muchas especies dependen directamente de otras especies para su sobrevivencia.
Ciertas plantas, por ejemplo, dependen de una sola especie para su polinización. Si el polinizador desaparece la planta también desaparecerá. A su vez los herbívoros que dependen de esa planta también sufrirían las consecuencias, provocando un efecto domino que puede poner en riesgo a la comunidad ecológica entera.
¿Qué podemos hacer?
Es clave tener mayor claridad sobre las amenazas para las diferentes especies. En este sentido los libros rojos sobre especies amenazadas, elaboradas por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, constituyen herramientas indispensables para la planificación de áreas protegidas y el diseño de estrategias de protección de especies en peligro de extinción.
No obstante, lo escrito deja claro que la conservación de la vida silvestre será imposible mientras que Bolivia siga profundizando un modelo de desarrollo extractivista y ampliando la frontera agropecuaria con sus enormes impactos en términos de pérdida de hábitat.
Es necesario repensar el desarrollo económico revalorizando opciones productivas con menor impacto ambiental: en Bolivia existe una creciente cantidad de ejemplos concretos de iniciativas agrícolas y ganaderas de bajo impacto, mientras que actividades como la agroforestería (sistema productivo que integra árboles, ganado y pastos o follaje, en una misma unidad productiva) y el aprovechamiento de frutos forestales como la castaña, el cacao y el asaí pueden ser realizados sin destruir los bosques.
Mientras que puede parecer imposible ayudar a proteger los jaguares y otros animales desde nuestra casa, un cambio en nuestros patrones de consumo, a favor de este tipo de productos, permite que cada uno de nosotros podamos influir en las amenazas que nuestra vida silvestre enfrenta día a día.
* Vincent Vos es Técnico de Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) Norte Amazónico.
Publicado el domingo 04 de marzo de 2018 en Página Siete.
Por una Bolivia democrática, equitativa e intercultural.