La mañana se pinta con un sol radiante, dejamos el camino de asfalto, para dirigirnos por la tierra colorada, nuestro destino, Palmarito de la Frontera, en el trayecto se puede observar el “potencial económico” de los menonitas que habitan en el lugar. Después de quince minutos de viaje, un portal nos da la bienvenida, bienvenidos a Palmarito de la Frontera, tierra de don Paulino Aponte, nuestro protagonista de esta historia, aquí el tiempo parece haber puesto una pausa, no para atrasarlo, sino para mantener la belleza natural del pueblo. Paulino Aponte Reyes y su familia se han consolidado como un referente en la producción agroecológica dentro de su comunidad. Gracias a su esfuerzo, dedicación y la implementación de prácticas sostenibles, logró diversificar y fortalecer su producción agrícola, pese a los desafíos climáticos y económicos que enfrenta el sector y el territorio.
Este proceso no ha sido de la noche a la mañana, Paulino, participó activamente en el Curso de Formación de Gestores Agroecológicos, organizado por el CIPCA, donde adquirió conocimientos técnicos fundamentales para mejorar la productividad de su finca. A través del proyecto “JUSTICIA AMBIENTAL CON ENFOQUE DE GÉNERO EN LA REGIÓN CHIQUITANO AMAZÓNICA” en coordinación con OXFAM, y el financiamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), su familia recibió apoyo de semillas y plantines de especies adaptadas a la región, estableciendo ahora un sistema diversificado de cultivos que incluye yuca, maíz, frijol, camote, maní, joco, caña, plátano, cítricos, mangos y achachairú. Esta diversificación no solo le permite mejorar la seguridad alimentaria de su familia, sino que también contribuye a la resiliencia de su sistema productivo frente a la variabilidad climática.La formación recibida en el manejo sostenible del suelo, fue uno de los pilares de su modelo agroecológico. Paulino ha incorporado en su producción el uso de estiércol bovino como abono orgánico, lo que mejoró significativamente la fertilidad del suelo y la capacidad de retención de humedad, un factor clave en un contexto de sequía recurrente. Además, implementó técnicas de asociación y rotación de cultivos, que optimizan el uso de los recursos naturales y reducen la incidencia de plagas y enfermedades, disminuyendo la dependencia de insumos externos.
La emoción de mostrar el fruto de su trabajo no se puede ocultar en su rostro, y en sus palabras se escucha el optimismo y compromiso de realizar este trabajo, muy a pesar de los retos que enfrenta el sector agrícola, se mantiene firme en la decisión tomada. “Yo me dedico aquí al chaco con mi esposa, vivo aquí atendiendo mis cultivos. Ya empecé a vender la yuca, diario me llega la plata hasta el chaco. Yo no sufro, tengo todo para comer”, expresó con orgullo.Hoy su historia es un testimonio de que la capacitación, el conocimiento técnico y el compromiso con la agroecología pueden transformar la vida de las familias campesinas e indígenas. Paulino Aponte Reyes nos demuestra que es posible hacer frente a las adversidades y consolidar un modelo de producción sostenible que garantice la seguridad alimentaria y el bienestar comunitario.
Por una Bolivia democrática, equitativa e intercultural.