14/04/2020

No hay cuarentena para las mujeres rurales del Altiplano

Juana Quispe Alanoca, socióloga de CIPCA Altiplano

No hay cuarentena para las mujeres rurales del Altiplano

Foto: CIPCA Altiplano

CIPCA / 14 de abril de 2020.- El coronavirus, que se ha convertido en una pandemia global, es la mayor amenaza a la vida de los sectores más vulnerables, particularmente de las mujeres, no solo por los efectos en la salud, sino también por las modificaciones en las formas de convivencia e interacción de las personas y en las comunidades.

Las mujeres de los municipios rurales de Taraco, San Andrés de Machaca de la provincia Ingavi y Calamarca y Colquencha de la provincia Aroma del departamento de La Paz, expresan que, a pesar de grandes avances en la normativa de protección de los derechos de las mujeres, todavía existen brechas de pobreza, son víctimas de violencia, no tienen acceso suficiente a crédito o asistencia técnica, su derecho a voz todavía es desdeñada, etc.

Para evitar la propagación del COVID 19, se exige quedarse en casa, pero en el área rural la situación es muy diferente, las mujeres tienen que realizar multiplicidad de actividades. En la casa, desde muy temprano, preparan los alimentos para la familia, se dedican a lavar la ropa y cuidado de los hijos e hijas, y en el sistema productivo, junto con los hombres trabajan en la cosecha de papa, haba, oca, quinua, hortalizas, además venden sus productos en las ferias locales, pero además se dedican al cuidado y pastoreo de sus animales. El trabajo no termina ahí, para algunas mujeres en cargos orgánicos y políticos, tienen otras tareas que cumplir.

Los roles en el hogar todavía no son compartidos entre mujeres y hombres, generalmente son las mujeres encargadas del cuidado de la familia (preparar alimentos, lavar ropa y atender a niños y niñas), pero a la vez se dedican al cuidado del sistema agropecuario (de la chacra y los animales).

La economía del cuidado que alcanza a actividades reproductivas y productivas está a cargo de las mujeres. Cuando los hombres desarrollan actividades no agropecuarias dentro y fuera de la comunidad (albañiles, choferes, empleados y otras actividades) o asumen cargos orgánicos, las mujeres dedican mayor tiempo a la producción agropecuaria.Las familias rurales en condiciones precarias por escasez de tierra o jefas de hogar a cargo de mujeres solas, en época de cuarentena, están trabajando como jornaleras en la cosecha de productos agrícolas, conocido también como de mink’a “mi esposo no está generando ingresos, hay que y se debe buscar de alguna manera ayudarse para los gastos de la casa y los hijos siempre necesitan comer”, resalta una mujer altiplánica. El pago que reciben del jornal de trabajo puede ser en dinero o en especie, el jornal bordea entre 100 bs o se paga en arrobas de papa.

En el municipio de Taraco, por ejemplo, 5 mujeres que cuentan con carpas solares se han organizado para ir a vender sus hortalizas, papa y queso a la ciudad de El Alto y La Paz. Según ellas la primera vez les fue muy bien, vendieron rápido y buen precio, pero en la segunda había bastante competencia, los intermediarios comercializan productos en grandes cantidades.

En el área rural cuentan que, durante estos días de la cuarentena, para la preparación de los alimentos se utiliza leña y gas, como señala una de las mujeres, “para la preparación de nuestros alimentos utilizamos leña, hacemos nuestro pan en hornos de barro y nos preparamos pito de granos”. En las comunidades rurales, las plantas medicinales todavía son fuente principal para la armonización de la salud, existen saberes que facilitan la utilización de las yerbas; son las abuelas y abuelos que saben más, a ellos les preguntan constantemente.

Hoy la principal fuente de alimentación de las familias campesinas proviene de las cosechas de su sistema agropecuario familiar, por lo que se encuentran en mejor resiliencia para enfrentar la crisis sanitaria. Los insumos de uso cotidiano provienen de la propia casa o en algunos casos se recurren a los vecinos. Aunque también los alimentos que no se producen en la comunidad (azúcar, aceite, fideos y otros) ya escasean, temas que les preocupan a las mujeres.

En esta época de cuarentena, las mujeres tienen que caminar largas distancias para proveerse de alimentos que no producen en su predio; una vez por semana se realiza la feria local organizada por las autoridades municipales, pero también han recurrido al trueque para intercambiar productos entre las familias de la comunidad, se vuelve a recoger leña para concina ante la escasez de gas licuado. La emergencia sanitaria ha generado restricciones y necesidades que afectan a las familias rurales, pero principalmente a las mujeres.

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