16/01/2023

Sequías y heladas persisten en el altiplano afectando la producción agropecuaria y poniendo en riesgo a la seguridad alimentaria.

Orlando Ticona Flores - CIPCA Regional Altiplano

Sequías y heladas persisten en el altiplano afectando la producción agropecuaria y poniendo en riesgo a la seguridad alimentaria.

La campaña agrícola 2022 – 2023, está siendo afectado severamente por diferentes eventos climáticos adversos en los diferentes pisos ecológicos de Bolivia, lo que disminuirá la producción agropecuaria y puede poner en cuestión la seguridad alimentaria.

La producción agropecuaria en el Altiplano desde el inicio de la campaña agrícola ha enfrentado dificultades, las lluvias se demoraron bastante, debieron haber comenzado por los meses de septiembre y octubre, estas recién ocurrieron a mediados de diciembre, familias productoras han optado por sembrar en seco esperando lluvia y otras familias sembraron muy tarde y fuera de época; las pocas familias que cuentan con sistema de riego sembraron con cierta normalidad. Durante los meses de noviembre, diciembre y enero en el altiplano continuó registrándose heladas fuertes superando los -5°C, las cuales afectan la producción.

La campaña agrícola está siendo afectado por el cambio climático y el fenómeno de la niña, por ejemplo, en el municipio de San Pedro de Totora se han registrado eventos extremos como temperaturas de -5.2°C a 24°C en un mismo día, precipitaciones de 33 mm en un solo día en la comunidad de Khipakhipani, vientos huracanados que superan los 40 km/h, radiación solar extrema que supera los 1.700 W/m2 registrada en Cañaviri, sequías prolongadas, granizadas torrenciales y heladas fuera de época.


En este contexto productivo, cuando ya habían emergido los cultivos de papa, quinua, cañahua, cebada, avena y alfalfas con las lluvias de finales de diciembre, han sido castigados por heladas fuertes que han afectado severamente con la mayor parte de los cultivos a lo largo del altiplano, es tal, que se han evidenciado pérdidas sustanciales en varios municipios.  En el municipio de San Andrés de Machaca de la provincia Ingavi del Departamento de La Paz, el 13 y 14 de enero del presente, se han registrado heladas fuertes que han afectado a los cultivos de papa y cebada afectando el 95% y 90% respectivamente dejando una probabilidad de recuperación de aproximadamente el 10%. Por otro lado, en el municipio de Calamarca de la provincia Aroma, las mismas fechas de igual forma han sufrido heladas fuertes que afectaron los cultivos de papa, quinua y cebada en 85%, 90% y 50% respectivamente, dejando una probabilidad de recuperación de aproximadamente el 40%. Finalmente, en el municipio san Pedro de Totora del Departamento de Oruro, el 14 y 15 de enero también han sufrido los efectos de la helada que ha dejado una afectación mayor al 90% en los cultivos de papa y granos andinos y se estima una probabilidad de recuperación de 20%.

Esta realidad se replica a lo largo de todo el altiplano, se requieren lluvias de forma urgente para que se pueda recuperar los cultivos, caso contrario las pérdidas serán mayores, las probabilidades de lluvia son mínimas y la sequía parece asentarse más y las heladas persisten en quedarse aún en pleno verano. Los productores se encuentran tristes e impotentes ante esta realidad como muestran los siguientes testimonios:

Gurdo Lara Villazón, comunidad Huacanapi municipio San Pedro de Totora manifiesta que: “La helada y sequía nos está afectando fuertemente a los cultivos y la ganadería, las últimas semanas nuestros cultivos se estaban recuperando por las lluvias, sin embargo el 14 de enero las heladas han arrasado con nuestros cultivos, en este contexto, muchos jóvenes quieren irse a otros lados a buscar oportunidades y otras alternativas, como experiencia hemos visto algo similar en 1980 y mucha gente se fue a otros lados como cuentan nuestros abuelos, esperemos que las condiciones mejoren”.

Agustín Ticona Huallpara de la Comunidad Chonchocoro municipio de Viacha menciona:  “Hemos estado intentando adaptarnos al cambio climático y sus efectos, este año por primera vez hemos sembrado papa bajo sistema de riego por aspersión, en diciembre mi cultivo ha sufrido una helada que ha afectado, pero aplicando riego y biól hemos logrado que se recupere pero no contábamos que en pleno enero podía helar, es así que el 14 de enero mi cultivo amaneció totalmente quemado, ya está próximo a florecer y ahora el cultivo esta todo negro, de igual forma hemos aplicado biól, esperemos que se pueda recuperar por lo menos para el consumo de la familia, pero estamos con miedo que vaya a helar nuevamente”.

Virginia Choque Yapu, de la comunidad Coacollo, municipio de Taraco, comenta que:  “El 14 de enero amanecimos en un ambiente oscuro, la papa, el haba, el maíz y los forrajes estaban totalmente quemados por la helada, los que vivimos y tenemos cultivos cerca al lago Titicaca en las planicies hemos perdido prácticamente todo, está menos afectada los cultivos en las serranías, no sabemos que hacer, nos han dicho que tenemos seguro agrario, pero estamos desinformados en cómo acudir y acceder a la ayuda, este año no recuperaremos ni siquiera para la semilla, es una pena, parece que ya no hay futuro en el campo”.

La ganadería también ya está sintiendo los efectos y aún se agravará, porque estos eventos climáticos repercutirán directamente sobre la disponibilidad de forraje que puede generar baja en la producción de leche, de carne y sus derivados. Ya manifiestan alguna familias productoras que reducirán su hato ganadero, pero aún así la ganadería se muestra más resiliente y segura en el altiplano.

Es esta la situación en el Altiplano, es urgente que el Estado a través de sus programas desarrolle un plan de contingencia a corto plazo y una estrategia de producción sostenible a mediano y largo plazo, se está viendo la importancia de implementar sistemas productivos sostenibles para garantizar la seguridad alimentaria familiar, implementar mecanismos de adaptación al cambio climático y principalmente es importante recuperar las variedades resistentes a heladas y sequías en los diferentes cultivos, la recuperación de las prácticas, saberes y conocimientos ancestrales para hacer frente a este contexto productivo.

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